viernes, 16 de marzo de 2012

El extraño día de Leo

EL EXTRAÑO DÍA DE LEO

Cuenta una vieja leyenda que un niño y su perro se perdieron un día en el bosque.

Leo, así se llamaba el niño,tenia una tez blanca, unos adorables rizos de color pelirrojo y unos ojos azul mar; era bastante pecoso y su voz era dulce y aguda.
Su carácter era agradable, nunca hacía enfadar a nadie, y mucho menos a sus seres queridos.
Toto, su perro, era cariñoso, muy muy gracioso, siempre hacía caso a su dueño.
Era de color marrón, con una graciosa mancha negra en la oreja derecha.

Vivían   en una casa en el bosque
El bosque, era frío, oscuro. Cuando las ramas se movían por culpa del viento parecía que estaban vivas y eso, a él, le aterrorizaba. Menos mal que eso era por la noche. El día siempre estaba cubierto de sol , los pajaritos cantaban,  todos los animales salían a jugar y él les daba un poco de pan cuando le sobraba de su comida.

Un día estaban jugando y se perdieron. De día no le daba miedo estar perdido, pero cuando llegaba la noche se aterrorizaba. Gritaba y no paraba de gritar, pero nadie le oía. Hasta que vio un resplandor, ese resplandor era un hada. 
El hada le dijo que se fuera con ella a su reino, pero entonces apareció un duende y le dijo lo mismo. Él hablo con los dos diciéndoles que se podía ir con ambos, pero ellos le explicaron que eran enemigos. 
Lo llevaron a las dos ciudades, y se dio cuenta de que  duendes y hadas eran muy parecidos.

Invitó a la reina hada a comer con él. Y a la misma comida, sin que lo supieran, invitó también al rey duende. Los dos asistieron a la cena; pero cuando se vieron las caras se enfadaron. Pero antes de que se marchasen, les dijo todas las cosas que tenían en común y, eran tantas, que se enamoraron. 
Estaban tan contentos el hada y el duende que le coincidieron un deseo. Su deseo fue volver casa.
Y así los duendes y las hadas fueron felices y Leo con Totó volvieron a casa.

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